David Ramirez es un cantautor de Austin que, aunque yo lo conocí hace relativamente poco (en 2011), lleva desde 2003 publicando discos a buen ritmo. Bajo la influencia de Ryan Adams y Bob Dylan tuvo una primera época de tres álbumes con banda y en 2008 se pasó a la vida en acústico, con tres EPs y dos LP en seis años.
Después de acompañar de telonero en solitario a artistas como Noah Gundersen, Gregory Alan Isakov, Shakey Graves y Joe Pug, le ha entrado la morriña de las giras con banda y quiere volver a disfrutar de todas las cosas buenas que ello conlleva. Así que en agosto de 2015, firmó su retorno con Fables (2016), que hasta enero de este año no ha estado disponible aquí en España. El disco lo ha producido su amigo Noah Gundersen y en las tres primeras canciones no se aprecia demasiado la mano del de Seattle, pero a partir de Rock and a Hard Place, el que conoce la música de Gundersen, verá claramente que ha dejado su marca.
David Ramirez es un maestro de las letras y la mejor muestra de ello es Harder to lie, en la que se confiesa abiertamente y cuenta sus errores, su lado oscuro, pero sin victimismo. Habla de aprender y crecer a nivel personal al reconocer haber actuado mal. En su caso, además, hay alguien a su lado que le escucha y está ahí para salvarle de caer en el pozo de la autodestrucción. Curiosamente, en la letra hay una frase que dice “Trying to make you think I was a better man than I was”, que recuerda mucho a una expresión que Noah Gundersen usa en su canción Ledges: “Trying to be a better man (for you)”.
Antes del tema que cierra el disco, Ramirez muestra su lado más rockero, para acabarlo con todo el potencial de su vozarrón, que en los graves se acerca muchísimo al de Sean Rowe.
Como no ha tocado nunca en nuestro país, he enviado la propuesta a la plataforma Cooncert. Si mucha gente se suma a ella, el concierto entrará en fase de votación y como ha pasado otras veces, el concierto puede hacerse realidad.
Escogí Rock and a Hard Place para que sonara en mi sección en la radio. Su videoclip encaja perfectamente con el tema, por su emotividad y por el papel de hombre desesperado que sufre en silencio que interpreta el actor Keir O’Donnell. El final tiene una pequeña “sorpresa” que confirma aquello de que a veces las apariencias engañan. Además es el primer videoclip en el que David Ramirez no es el protagonista (aunque aparece en una escena de camarero).
Podéis escuchar esta recomendación en formato radiofónico a partir del 1:06:02 del siguiente podcast:
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