Hace unos días publicaron mi reseña del nuevo disco de Mishima en la web en la que colaboro La cultura no val res. Os dejo con ella, traducida al castellano:
“La brisa que t’encisa i eleva fins a perdre el contacte amb tu mateix té la llum d’un matí de dissabte i l’elegància d’un crim del que no et sents culpable” o lo que es lo mismo: "La brisa que te hechiza y eleva hasta perder el contacto contigo mismo tiene la luz de una mañana de sábado y la elegancia de un crimen del que no te sientes culpable". Con esta descripción tan detallada y poética de un viento especial, empieza L'ànsia que cura (2014), el séptimo disco de Mishima, que acaba de ver, precisamente la luz, hace unos días. Doce canciones que duran poco más de media hora, y donde la más larga es de 4 minutos. Queda claro que vuelven a apostar por la brevedad en su nuevo trabajo, tal y como llevan haciendo desde hace unos años.
Una foto de unas flores marchitas y secas es la imagen de presentación de este disco tan esperado que han grabado en Francia, abandonando esta vez a su productor habitual, Paco Loco. El título contundente del disco y la segunda canción de adelanto Mentre floreixen les flors ya nos anunciaron que su contenido sería el remedio perfecto para la tristeza que genera su portada. La unión ideal que confirma que los catalanes han sido capaces de volverlo a hacer, de regalarnos otro disco redondo que puedes escuchar una vez tras otra, sin cansarte. Me llama especialmente la atención la manera cómo se enlaza una canción con otra, como si la siguiente fuera imprescindible cuando acaba la anterior.
Estoy segura de que la base rítmica juguetona de Mai més serà protagonista absoluta de sus directos, y estoy deseando gritar con Carabén aquello de "Amor, no em facis treballar!".
En el disco también hay letras que te enamoran como la de El corredor, donde primero parece que queda retratada la manera de vivir de Mishima y donde te acabas dando cuenta de que David realmente habla de su forma de vivir Mishima, y de todo aquello que le permite seguir adelante, a pesar de tropezar en el camino. La tragedia presente en Ja no tanca els ulls contrasta con Els vells hippies, la letra más satírica y divertida del álbum. Y si hay algún grupo que sabe cantarle al amor abiertamente y gritar a los cuatro vientos "T'estimo, amor" sin que parezca cursi, son ellos. Así lo hacen en Llepar-te, que además se te queda rondando por la cabeza todo el día como aquellas caricias, abrazos y besos presentes en la letra de la canción.
Una recomendación: Escuchad el disco y dejad que sea el ansia musical lo que os cure. Os aseguro que lo hará.
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